Grosellas
Las grosellas y su jugo son muy nutritivos y se han utilizado con fines medicinales y terapéuticos durante cientos de años. Pueden ayudar a depurar la sangre, prevenir la anemia, contrarrestar problemas renales y beneficiar al sistema nervioso. Las grosellas son ricas en antioxidantes, fitonutrientes, ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas como la vitamina C.
De hecho, se ha demostrado que las grosellas tienen cuatro veces más vitamina C que las naranjas y el doble de antioxidantes que los arándanos. Las grosellas también contienen un ácido graso esencial Omega-6 llamado ácido gamma-linoleico (GLA) que es especialmente beneficioso para la función cerebral, la regulación del metabolismo, el funcionamiento adecuado del sistema inmunitario y la salud reproductiva, en particular el síndrome premenstrual y la fertilidad.
Se sabe que las antocianinas contenidas en las grosellas reducen significativamente la inflamación en el cuerpo de manera similar a como funcionan la aspirina, el ibuprofeno y la cortisona. Las personas que sufren de artritis, alergias crónicas, asma, colitis y otros trastornos autoinmunes a menudo toman jugo de grosella negra para ayudar a reducir la hinchazón y aliviar cualquier molestia o dolor.
Las grosellas también contienen polisacárido de cassis (CAPS) que tiene poderosas propiedades anticancerígenas que solo aumentan sus beneficios. Las grosellas frescas (que se encuentran en el departamento de productos agrícolas o en el mercado local de agricultores) o el jugo prensado en frío (que se encuentra en la sección de jugos refrigerados de tu tienda naturista) son ideales, pero cuando no están disponibles, entonces las grosellas secas (que se encuentran en línea o en el departamento de frutas secas) de tu tienda de alimentos saludables) se pueden remojar y agregar a los batidos, como bocadillos enteros como pasas, o remojar en agua para preparar té frío o caliente.
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