Jengibre

El jengibre es una de las especias medicinales más antiguas y populares del mundo. Se sabe que ayuda en gran medida a la digestión y la asimilación, y se considera que ayuda a prevenir resfriados, gripe, mareos y vértigo. El jengibre también puede ayudar a aliviar los cólicos menstruales, las náuseas, la acidez estomacal, las migrañas, el dolor de garganta, el agotamiento, la fatiga y el estreñimiento, y es excelente para aliviar la gastroenteritis y la intoxicación alimentaria.

El jengibre también contiene potentes compuestos antiinflamatorios llamados gingeroles y es un poderoso analgésico que lo hace especialmente beneficioso para quienes sufren dolor en las articulaciones, los músculos y los nervios. El jengibre tiene increíbles habilidades para estimular el sistema inmunológico y combatir los gérmenes e incluso se ha demostrado que ayuda a brindar protección y alivio contra E.coli, infecciones por estafilococos y Candida albicans.

En la antigüedad, el jengibre era muy apreciado como limpiador espiritual y se usaba antes y durante los días festivos como una forma de despertar y purificar el cuerpo, la mente y el espíritu. El jengibre fresco es una de las formas más potentes de recibir sus beneficios para la salud. Intente hacer un litro de agua o té de jengibre todos los días agregando jengibre recién rallado en agua y déjelo reposar durante 10-20 minutos. Agregar un poco de miel cruda y jugo de limón recién exprimido mejorará su sabor y aumentará sus propiedades protectoras y curativas.

El jengibre fresco también es excelente en jugo con manzanas y apio para una bebida energizante y estimulante del sistema inmunológico. El uso de jengibre fresco en cualquier forma de cocinar o preparar alimentos también proporcionará beneficios curativos y debe agregarse siempre que sea posible. Si encuentras que el jengibre fresco es demasiado fuerte para tu gusto, intenta usar jengibre en forma de polvo, cápsula, té o tintura que se puede encontrar en línea o en tu tienda local de alimentos saludables.