Semillas de girasol

Las semillas de girasol tienen el poder de nutrir todo el cuerpo. Son una rica fuente de proteína fácilmente digerible y asimilable que es esencial para la reparación de tejidos, nervios y células. Las semillas de girasol son una excelente fuente de vitamina D, complejo B, vitamina K y vitamina E. La vitamina E, también conocida como tocoferol, es un antioxidante que puede proteger las células del daño de los radicales libres y ayudar a prevenir enfermedades cardíacas, cáncer, y degeneración ocular como cataratas.

Las semillas de girasol también son ricas en selenio, magnesio, zinc y hierro, lo que ayuda a fortalecer la sangre y el sistema inmunológico. También contienen lignanos, ácidos fenólicos y triptófano, lo que los convierte en un alimento ideal para aquellos que buscan un mejor sueño y pérdida de peso. También se sabe que las semillas de girasol ayudan a prevenir el asma, la aterosclerosis, los accidentes cerebrovasculares, los ataques cardíacos, las arterias obstruidas y la osteoartritis.

No contienen colesterol y son muy bajas en grasas saturadas por lo que son muy beneficiosas para el sistema cardiovascular. Las semillas de girasol crudas también contienen pectina, que tiene la capacidad única de unirse a los residuos radiactivos y eliminarlos del cuerpo de manera segura. Las semillas de girasol pueden ayudar a aliviar la sensibilidad a la luz, la fatiga visual y la hipermetropía. También son muy beneficiosos para fortalecer el cabello y las uñas.

Las semillas de girasol crudas o la mantequilla de semillas de girasol son un refrigerio saludable y rico en nutrientes que debe incluirse en la dieta para obtener una amplia gama de beneficios. Intente moler una taza o dos de semillas de girasol en un procesador de alimentos con un poco de ajo, jugo de limón y hierbas frescas. Crea una deliciosa crema para untar o salsa de nueces que puede ayudar a estimular tu sistema inmunológico y alimentar tu cuerpo con verdadera energía y nutrición.